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Vicente Zapata, III Premio Escuela de Viajeros Thor Heyerdhal

Publicado por: PedroMillan en General

Este pasado viernes tuve el placer y el honor de formar parte del jurado que entregó a Vicente Zapata Hernández, Profesor Titular de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna y Codirector del Aula de Turismo Cultural de la misma institución, el III Premio Escuela de Viajeros Thor Heyerdhal, en las Pirámides de Güímar. Se trata de un más que merecido reconocimiento por sus dos décadas de intensa contribución al conocimiento de nuestro territorio y a su consiguiente promoción y potenciación a través del desarrollo local. Miles de personas han sido formadas por el profesor Zapata a lo largo y ancho de este Archipiélago -y fuera de él-, han aprendido a leer el territorio, no sólo a mirarlo, y a desdeñar aquella frase peyorativa -creo del Profesor Eugenio Burriel- de “la Geografía aprendida desde la ventanilla del coche”. Sobre todo, Vicente ha enseñado metodo, ha intentado dar las herramientas necesarias para que cada uno pudiera descubrir su entorno cercano, su propia cultura y territorio, tan desconocidos e incognitos para la inmensa mayoría de los canarios, incluyendo a no pocos universitarios. Además es una gran persona y mi amigo, de lo que me siento orgulloso. Como dice un proverbio Sufí, a un hombre (o mujer) hay que valorarlo por la cantidad y calidad de los amigos que tiene, porque es de lo poco que no puede perder en un naufragio.

Vicente es una persona muy conocida y valorada en los ambientes vinculados al desarrollo local y a la promoción de los valores ambientales y paisajísticos como fuentes de riqueza y creación de puestos de trabajo. Desde los procesos formativos que ha diseñado a lo largo del tiempo, vinculados a la formación de guías turísticos y de itinerarios temáticos, la capacitación de los guías del Barranco del Infierno, la recuperación del Camino Viejo de Candelaria (con otro amigo, Miguel Pérez Carballo), etc., etc… Vicente, en sentido estricto, es posible que no haya sido un gran viajero en la acepción clásica de la palabra. Por contra, prefirió decantarse por la formación de futuros viajeros y por la investigación de los lugares cercanos, instruyó a personas que pudieran entender mejor el mundo que recorrían, a desentrañar las claves de lo que desfila ante sus ojos y, sobre todo, a desarrollar una mirada crítica y una actitud constructiva con el entorno en el que vivían, vivimos… Vicente Zapata forma parte de lo mejor que tenemos en el mundo universitario, que nunca ha vivido encerrado en los muros de su despacho, que se ha comprometido con la sociedad en la que vive, que ha sido capaz de levantar la voz incluso cuando se trataba de nadar a contracorriente, lo que le ha valido ser considerado “persona non grata” en determinados ambientes de los sures de Tenerife o de la Isla Bonita, tan satisfechos de si mismos con el halago gratuito como “talibanes” con la crítica negativa, aún cuando ésta tenga una razonada intención constructiva. Así son las cosas en esta región tan ultraperiférica en la mentalidad de muchos de nuestros gobernantes y, a pesar de ello, hay que seguir luchando y esforzandonos -como el profesor Zapata- en mejorar la formación y la cualificación de nuestros jóvenes – no tan jóvenes- porque nos jugamos nada menos que nuestro futuro.

La educación y la formación de nuestra sociedad es nuestra única riqueza, aunque parece que no lo hemos comprendido todavía, por eso cuando recortamos presupuestos en educación o en investigación no hacemos más que ponernos la soga al cuello y apretarla. Y lo que suele ocurrir en estos casos es que lo urgente sustituye a lo prioritario. Luego oirán por ahí a algún “iluminado” por ahí anunciar un cambio del modelo económico, tal vez incluso se atreva a ponerle fecha, pero la realidad es que ni saben cómo hacerlo ni están dispuestos a asumir los compromisos y sacrificios que esto lleva aparejado.

Pero no quiero desviarme del tema central de este artículo que es la felicitación a Vicente Zapata por el abnegado y provechoso trabajo que ha venido desarrollando a lo largo de muchos años, y que continua ejerciendo, de forma altruista y desinteresada, en pro de nuestras riquezas más cercanas pero también menos conocidas y valoradas. Fruto de esta labor -me consta- se ha conseguido proteger y salvar muchos elementos patrimoniales que, de otra manera, hubieran sido siemplemente borrados de la faz de la tierra, con la habitual impunidad con que se han cometido estos actos a lo largo del pasado reciente en muchos lugares de Canarias.

Pero, sin duda, su mayor legado es la transmisión de estas ideas, y del metodo para llevarlas a cabo, a cientos de profesionales del desarrollo local, del Medio Ambiente y de otros sectores profesionales. Al final, si para algo sirven este tipo de reconocimentos es, por un lado, para confirmar que el camino elegido es el correcto y, por otro -y más importante si cabe- para que la familia, comprenda -de alguna forma- que el sacrificio del tiempo compartido y de la dedicación perdida ha tenido algún sentido, y que – por tanto- hay personas y colectivos que así lo sienten y quieren recompensarlo, aunque sea modestamente. Enhorabuena Vicente.

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